En Estocolmo, Suecia, existe un barrio llamado Hammarby Sjöstad, el cual siempre fue un lugar muy contaminado por las industrias. Sin embargo, se convirtió en el primer barrio sustentable de la ciudad.

Una de las principales estrategias de planificación urbana fue la de crear un “circuito cerrado de metabolismo urbano”; es decir, sistemas sustentables tanto de agua, residuos y energía.

Un equipo conformado por arquitectos, ingenieros y urbanistas idearon que cada vivienda tuviera un sistema en que las aguas residuales fuesen transformadas en Biogas y energía térmica para ser usada posteriormente en distintos sistemas públicos de calefacción, así como de combustible para el transporte público. Los desechos sólidos serían posteriormente transformados en abono.

Dentro de las características más importantes del modelo de Hammarby fue la implementación de un sistema de clasificación y transporte de residuos llamado ENVAC: un sistema de succión al vacío de residuos y desechos domésticos (incluyendo residuos combustibles y compostables).

A lo largo de todo el barrio se pueden visualizar basureros empotrados en el suelo, ya que este sistema cuenta con tuberías subterráneas para que los residuos lleguen a un terminal común clasificados desde el momento en que se depositan. Luego que pasan a ser depositados, las bolsas de residuos llenas son transportadas intermitentemente a subestaciones en la periferia del vecindario, lo que resulta en una recolección de residuos notablemente eficiente sin necesidad de que camiones de desecho entren en las áreas residenciales.

Con respecto al diseño del espacio público se traduce en plazas y parques que se entremezclan por los edificios, haciendo que los residentes interactúen tanto con la arquitectura y el paisaje, con la opción de incluso llegar hasta una reserva natural que se protegió para conservar la fauna local.

Hammarby Sjöstad se elaboró agrupando entre 4 y 5 conjuntos residenciales con la intención de crear pequeños núcleos compactos con patios verdes, razonablemente espaciosos.

Fuente: Segundo Enfoque