Un equipo científico de la Universidad de Huelva, España, creó un método que, sin costos adicionales, permite determinar de manera exacta la capacidad de transmisión calorífica de un terreno a una construcción. Con este sistema y con la incorporación en el subsuelo de bombas de calor geotérmicas que regulan la circulación del aire, las necesidades de climatización de las nuevas construcciones quedarían cubiertas sin la necesidad de acudir al consumo de electricidad.
Teniendo en cuenta que ni más ni menos que el 40% del consumo eléctrico global de la Unión Europea se concentra en los edificios, cualquier aportación que mejore su eficiencia energética se convierte en una victoria para la sostenibilidad. De ahí, el valor de esta innovación, lograda por José Manuel Andújar, Miguel Ángel Martínez, y Sergio J. Gómez, de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Huelva.
El avance se produce en varios pasos. El primero, el desarrollo de una metodología innovadora que permite medir lo que en términos científicos se conoce como difusividad térmica de la tierra, es decir, la posibilidad de determinar de manera exacta la temperatura del suelo a una profundidad concreta. Además, este método permite conocer también la capacidad de transmisión de esos terrenos a una construcción que se edificase en su superficie.
La posibilidad de obtener datos reales ajustados a cada terreno supone en sí misma un cambio vital puesto que, hasta la fecha, los constructores se han servido de tablas que ofrecían datos aproximados. Además, otro punto fuerte de este nuevo método es que es “simple y asequible”. Tanto, que se puede realizar aprovechando las perforaciones geotécnicas que deben hacerse antes de la construcción de cualquier vivienda o edificio. Así, en ese mismo proceso se tomarían directamente las medidas para determinar la temperatura del suelo y su difusividad térmica a la profundidad que resulte de interés.
El equipo científico desarrolló un sistema a base de bombas de calor geotérmicas que, instaladas en los cimientos de los edificios teniendo en cuenta los datos recopilados, permitirían regular la circulación del aire y, así, mantener las temperaturas tanto en verano como en invierno.
Fuente: Ecoinventos