Una caja oscura con un elemento de luz, muebles experimentales, el vintage, una huerta vertical y una chef con hijos pequeños. Elementos como la madera y el ratán en las sillas y lámparas se suman a la calidez de esta cocina. El Espacio 28 de Casa FOA integra la vida familiar con la profesional.

EL ESPACIO: Una cocina

LA IDEA: una caja oscura con un elemento de luz, muebles experimentales, el vintage, una huerta vertical y una chef con hijos pequeños.

A partir de esta idea principal empezamos a diseñar un lugar donde todos estos componentes se integrasen quedando vinculados cuidadosamente.

Desde la arquitectura se pensó la caja oscura, el elemento de luz que es la mesa central con un mármol traslúcido, la linealidad en los muebles, tanto en los muebles de cocina como en el mueble experimental rodeándolo con una cinta que lo atraviesa desde el piso y continuando por la cenefa que sigue iluminando la mesa de trabajo. Este mueble experimental es una herramienta  utilizada hoy por los arquitectos para resolver la distribución de las funciones en ambientes pequeños, posibilitando de esta manera lugares y objetos de uso escondidos dejando así una planta más libre. Optimización de los espacios.

En la actualidad se busca una vida con una alimentación más sana, menos contaminada, utilizando productos naturales. Por eso propusimos una huerta en el exterior de la cocina.

Relacionándolo con la huerta y para darle más calidez al espacio incorporamos el vintage, estilo que está asociado a la creatividad y muy de moda hoy. Esto nos permitió incorporar objetos característicos de otros tiempos.

A esta calidez también se sumaron elementos como la madera  y el ratán en las sillas y lámparas que, iluminadas, van creando diferentes escenas en el ambiente.

La huerta vertical, el vintage y la idea de una chef con hijos nos hicieron inspirar en Juliana López May, por su estilo y por lo que ella misma escribió.

“Desde muy chica me encantaba estar en la cocina y cuando me dejaban, ayudaba. La cocina de mi casa materna era un lugar muy importante, y mi gusto por la buena mesa viene desde muy temprano en mi vida. Cocinar era una diversión en mi infancia y ahora que soy adulta lo sigue siendo. Una diversión sumada al placer de agasajar a otros con lo que aprendí y sé hacer. Así transcurrió gran parte de mi vida, preparando cosas para deleitar.

También estuve asociada en un emprendimiento donde mi actividad estaba orientada a la enseñanza, desarrollo y venta de productos saludables.”

 Creamos un lugar donde una chef hace su trabajo pero a la vez puede compartir ese tiempo con su familia y que esto no fuera evidente en el ambiente es lo que nos hizo pensar en el mueble experimental, haciendo un módulo que se abriera y creara un espacio de uso para sus hijos, sin que ello se mezclara con su actividad, aplicando a esto ultimo también una frase de Juliana.

“Ahora tengo una familia y soy madre de dos niños, Benjamín y Segundo, a quienes les quiero dedicar gran parte de mi tiempo, pero no por eso voy a dejar de hacer lo que me apasiona y divierte.”

Todo el espacio fue pensado cuidadosamente: los muebles, la mesa central, su encuentro con la columna, el cielorraso, la importancia de dejar a la vista el capitel de la columna, la huerta, el piso, los cuadros, los accesorios, la vajilla y las imágenes que están en el fondo del mueble que representan el lugar de la ciudad donde nos encontramos, un lugar con mucha historia y característico de Buenos Aires.